lunes, 30 de agosto de 2010

"CUIDADO CON LAS TORTUGAS" Primera parte.


Un año ha pasado, o casi un año, desde que nos conocimos. Ustedes y yo, a través de esta página, aahhh creo que los extrañaba, sí debo admitirlo, las tortugas solemos encariñarnos fácil con la gente. También con los animales. Aunque con ellos a veces somos medio malvadas. Sí, es difícil de creer, ¿una tortuga haciendo maldades?! pero es así, hay algunos animales que "nos la dejan picando" ... iu nou... ¿nunca les pasó de disfrutar haciendo una maldad?...vaaamosss, admítanlo, los humanos incluso suelen ser peores que nosotras.

En fin... les voy a contar, como para romper el hielo luego de mi larga invernada, lo que me sucedió una vez con unas amigas tortugas y una iguana (que en paz descance).

Resulta que había una tormenta terrible desde hacía unos días. Vivíamos por ese entonces todas juntas en el acuario de Boston y con mis amigas nos entreteníamos haciendo bromas al resto de los peces. El tema fue que esa semana, estabamos tan tan aburridas, que se nos ocurrió decirle a nuestra amiga Juana, la iguana, que nos habíamos hecho amigas del tiburón que vivía en el estanque de al lado. Ella no nos creía, y tanto insistimos, tanto insistimos que finalmente cayó en la trampa. Nosotras pensábamos mandarla con un mensaje para el tiburón porque sabíamos que le gustaba asustar a la gente, y esa sería nuestra broma. Juana se acercaría al estanque, lo llamaría para darle el mensaje, y se llevaría un buen susto cuando apareciera. Lo que no tuvimos en cuenta fue lo que sucedió luego.

Eran alrededor de las seis de la tarde cuando Francisco el cangrejo, nos trajo horrorizado la triste noticia, casi nos da un síncope, Juana había sido merendada y la culpa era sólamente nuestra, nuestra y de nuestros malditos caparazones. Era terrible, era la pero tragedia que jamás podríamos haber imaginado...

"Pobre Juana! era tan buena", "y tan joven", "sólo había cambiado su piel unas tres veces!!" todo el acuario estaba empapelado de murmullos por el estilo. Todos lamentaban la muerte de Juana y no podían creer que este fuese el final catastrófico de una simple broma.

La semana siguiente los cuidadores del acuario nos llevaron a las tortugas a otro sector. Nos encerraron en una celda oscura y húmeda. En la puerta colgaron un cartel que decía "Tortugas salvajes. CUIDADO CON LAS TORTUGAS". Sabíamos que ese sería nuestro fin. Moriríamos de hambre abandonadas en una fría celda, o descaparazonadas al amanecer, todo dependía del juicio de las Orcas. Y todo había sido por una sencilla broma.

Al día siguiente, Francisco abrió la puerta de la celda y nos comunicó el veredícto…

CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA.